El Tiempo Vuela * fugaz se desliza
El Arte nos permite detener el tiempo. La primavera es eterna en los cuadros. La nieve no se deshiela, las hojas de otoño quedan prendidas tiñendo con sus colores el lienzo. La calma tras la tormenta de verano persiste reteniendo los aromas despertados.
Trabajo en el Aquí y Ahora. La naturaleza me inspira. Las musas susurran sus pensamientos hilvanando las líneas de los trazos. Esto os ofrezco. Tras un intenso viaje por Italia buscando el inicio de la civilización que aunó Europa, que nos otorgó la lengua escrita común, vestigios de un Tiempo de saber y conquista, me permito una reflexión sobre la Verdad, la Bondad y la Belleza.
Presento paisajes que considero paraísos en tierra, donde el silencio clamando serenidad y Paz es escoltado por ángeles que nos recuerdan nuestra responsabilidad sobre el espacio+tiempo que habitamos.
Tempus Fugit es una instalación sensorial que invita al espectador a reconciliarse consigo mismo. Disfrutaremos del árbol del Perdón, arrullados por la música y voces que se unen en directo entre cascadas y claustros del renacimiento. Los ángeles nos acompañan. La mirada se abre en horizontes inexplorados. El paraíso en nuestros cuerpos. La mirada abierta a emociones comunes en todos los tiempos. Exploraremos fragmentos de la Historia del Arte enfocada en la Belleza de lo femenino. La sensualidad de la piedra en un monasterio que fue edificado en el año 1091, por Alfonso VI y Constanza de Borgoña, para facilitar la ruta de peregrinación europea del camino de Santiago. Fue San Lesmes, benedictino, patrón de nuestra ciudad, quien regía este hermoso lugar donde se acogía a las almas en búsqueda. La Salud llegaba con el PAN, el trigo de Castilla sanaba las fiebres del centeno. Muchos fueron los remedios que se anotaban en los libros manuscritos del monasterio. Un jardín botánico de plantas medicinales rodeaba este espacio que hoy nos acoge. Sus muros han sido testigos del avance de la Historia. Un incendio devoró todo. Se perdieron los libros de botánica y anatomía, las pócimas y ungüentos. El Tiempo se fuga en las grietas de muros plenos de hiedra y romanticismo. Así lo conocí yo, Rosales cubrían los muros desnudos sin bóveda en las noches de verano escasas en Burgos. Hoy recuperado por una magnifica iniciativa que aúna la Hospitalidad de antaño, el encuentro de los caminos, la Salud en las plantas y los sueños libres de cautivos.